Ananda, y el maestro

03.12.2021

Un día por la mañana temprano mientras Ananda caminaba con su maestro por un camino cerca del sendero de la montaña, su maestro le dijo:

-Ananda tengo sed, cuando cruzamos las montañas pasamos por un río. ¿Puedes volver y traer un poco de agua?

Entonces Ananda tomó un cuenco y fue a buscar agua. Mientras volvía por el sendero de la montaña, llegó al río y se dio cuenta que unas carretas estaban pasando por allí, embarrando todo. Las hojas que habían caído de los árboles que estaban en el fondo, ahora flotaban sobre el agua. Ya no era bebible, y no podía llevársela a su maestro. Entonces decidió regresar sin el agua, además sabía que por el camino cruzando la montaña corría un gran arroyo de agua cristalina.

Y cuando regresó, el maestro le dijo:

-Vuelve otra vez, porque recuerdo que cuando pasamos, esa agua era pura y cristalina.

Y Ananda le dijo:

-Mientras caminábamos para llegar aquí, pasaron unas carretas por el río y el agua ya no es bebible.

-Lo sé, dijo el maestro, pero ve y siéntate en la orilla, lleve el tiempo que lleve. Ve y siéntate. No te metas en la corriente, porque si te metes en ella, la ensuciaras de nuevo. Simplemente espera, observa y no hagas nada. Esas hojas que flotan desaparecerán, el barro se asentará. Entonces, llena mi cuenco y regresa.

Ananda fue al río de nuevo, allí se sentó a esperar. Y mientras esperaba, vio que el barro y las hojas que flotaban se iban asentando despacito, dejando el agua clara y pura, tal cual es su naturaleza.

Llenó el cuenco y de regreso entendió lo que su maestro trataba de decirle.

-Ananda, no te metas en el río, no sigas la corriente de tu mente, espera en la orilla y simplemente observa. La naturaleza verdadera de tu mente es esa claridad cristalina, ensuciada por pensamientos y emociones pasajeras. Ten paciencia, espera a que el barro se asiente y el agua se aclare.

Cuento Mindfulness